Pasados unos días, es bueno dar un paso atrás para hacer un balance general y sacar conclusiones. De esta forma, aquellos que se animen a otros viajes tendrán información muy útil.
El planteamiento inicial de llevar un vehículo de apoyo cambia totalmente el espíritu y la práctica del viaje. La presencia de la furgoneta (cedida amablemente por
www.bultacomercurio.com ) permite llevar repuestos, equipajes, comida etc… , haciendo mucho más llevadera la ruta para los pilotos. También da seguridad en las reservas de hotel y travesías permitiendo una planificación mucho más segura. Naturalmente esto ha permitido que yo llegue también a la Isla de Man y que, haya rodado en ella con mi Ducati, lo cual ha sido una gran cosa.
La ruta estaba planificada para las Bultaco Mercurio y son ellas las que han hecho la travesía en marcha. Aunque me hubiese gustado a mí también rodar como antaño, el papel de mi moto estaba claro desde el principio. Por esto, cuando en tono jocoso anota Luis en sus pies de foto que la Ducati tuvo pocas averías, en mi interior estoy convencido de que no hubiese tenido ninguna. En cualquier caso eso es algo que nunca sabremos, al menos en este viaje.
El acierto a mi juicio, ha consistido en una planficación adecuada desde el principio, basada en etapas razonablemente cortas (470 Kms la mas larga) que nos permitieron cruzar Francia por carreteras departamentales o nacionales, algunas de ellas preciosas. Al final de cada una de ellas nos esperaba un Hotel, no gran cosa, pero de cadenas reconocidas y precio contenido, así como de un nivel de higiene digno. En este sentido, salvo el Ibis Budget de Calais de la vuelta (no planificado y lamentable por sus niveles de limpieza y la plaga de mosquitos) todos los alojamientos han respondido a nuestras expectativas.
Cruzar Francia por carreteras secundarias no es fácil. La mayoría de las nacionales se convierten en autovías cerca de las grandes ciudades. Así, las Mercurio debieron rodar por autovía en las circunvalaciones de Tours y de Rouen. Las intentamos evitar para llegar de Le Trouquet a Calais y lo conseguimos gracias al navegador (la Mary, la llamamos, a la par que otras cosas) de la furgoneta, pero ello nos llevó por carreteras muy secundarias en mal estado que hicieron pesado el final de la etapa de Calais.
Lo de Inglaterra no tiene nombre, aunque también tuvimos mala suerte. La idea inicial era salir del Eurotúnel con las motos cargadas y aprovechar para hacer la circunvalación de Londres. Luego sacar las motos y continuar hasta Donnigton y Liverpool. Desgraciadamente un accidente con víctimas en la M25, cerca de Stansted nos tuvo parados seis horas y todos los planes en moto se vieron frustrados. Tampoco las podíamos bajar porque estos sacan el Safety- Car en la autopista y no dejan pasar a nadie. Teníamos el hotel de Liverpool cerrado y lo que es más importante, el Ferry a la Isla a la mañana siguiente. El caso es que además el tráfico en la isla es intensísimo y las generales tienen las mismas colas que las autopistas además pasando por el interior de ciudades. Si tuviésemos que planificar la ruta en moto de nuevo desde Folkestone a Liverpool de nuevo posiblemente optásemos ahora por la carretera de la costa sur que nos sirvió para volver. Tiene tráfico, pero para las motos hubiese sido muy agradable.
Llegar hasta Brihgton y comenzar a subir por la campiña inglesa hacia Oxford hubiese sido lo más adecuado. Las carreteras nacionales y comarcales tienen allí el sabor de Inglaterra, túneles de verdor y frescura y pequeños pueblos en donde uno espera ver por una acera a la Stra. Marple resolviendo algún asesinato.
El criterio para la elección de los alojamientos estaba basado como ya he apuntado en unas condiciones de precio e higiene razonables, pero también tenían que cumplir necesariamente dos requisitos más: wi-fi gratis para poder informar diariamente y aparcamiento cercano y gratuíto cerca de la habitación. Esto último era debido a que cada tarde, después de refrescarnos, las motos pasaban una revisión exahustiva de forma que quedaban limpias y a punto para la siguiente etapa.
Con respecto a las comunicaciones, las Bultaco no llevan batería, por lo que es imposible instalarles un navegador que facilite la orientación. Fue la Mary del vehículo de apoyo la que tomaba la responsabilidad en situaciones difíciles, y aunque hubo momentos en que cuestionamos sus decisiones o no le hicimos caso, la práctica nos demostró que si se apartaba de la ruta preestablecida era con fundamento. La comunicación con el vehículo de apoyo en caso de perdernos la establecimos por el móvil, aunque solamente tuvimos que hacer uso de él en la etapa de los Pirineos. Por las condiciones del tráfico y el trazado de los puertos de Roncesvalles las motos se marcharon delante, y sólo pudimos reunificar el convoy hasta después de Orthez, en la entrada de Mont de Marçan.
Cada noche hacíamos un breafing de coordinación para planificar la ruta siguiente y los pilotos anotaban sobre el mapa, en su bolsa sobre-depósito ciudades de paso y referencias de carreteras. Estas reuniones (a ser posible antes de las cervezas) son imprescindibles.
Una vez en Douglas, una pequeña senda asfaltada nos llevaba con las motos justo a la línea de salida del TT, así que recorrer el trazado nos fue de lo más fácil. No intentaré describir lo se siente cuando pasas por sitios míticos, ni cuando subiendo a la montaña oyes como el eco de devuelve el maravilloso sonido de tu moto. Eso es algo personal y el que quiera saberlo solo debe vivirlo en persona, solo os diré que el viaje merece la pena.
Desgraciadamente los precios del Ferry para el TT para una persona y su moto se están poniendo en unos niveles prohibitivos (se recomienda reservar ya para el año que viene). Así que lo más barato es buscarse un avión y alquilar un coche.
Con respecto a mis compañeros de viaje, todo perfecto. Ya se sabe que en estos viajes largos siempre aparecen diferencias de opinión entre las personas. Afortunadamente el nivel de madurez y estabilidad de Jorge y de Luis han podido con todos los inconvenientes. Un 10 para ellos y felicidades por la hazaña. Hasta la próxima.