Le he regalado uno de mis polos de la Vuelta a mi buen amigo José Luis Ródenas, que aunque ahora conduce un Airbus 340 en vez de una Mercurio, tuvo una en su juventud, apodada "la cascabelera" porque uno de los piñones del cambio se lo hizo un tornero y desde entonces le acompañó un ruido más que peculiar. Mi buen amigo, junto a una Ossa y dos Metrallas, se fue de vacaciones años ha desde Segovia a Valencia y por toda la costa hasta Cádiz, de donde volvió a Segovia ¡de un tirón!. Para que luego digamos.
En aquél viaje, la Mercurio fue la única que no dio problemas de ningún tipo. Acabó sus días porque él se fue a estudiar para piloto y a la vuelta le habían robado todo menos el chasis, aunque finalmente también desapareció. Descanse en paz la Mercurio Cascabelera.