Domingo, 16 de Julio de 2006, ocho de la mañana.
Suena el puñetero despertador, ahora que me había quedado, hay que joderse.
He dormido mal, la Mercurio ha estado rondando en mi cabeza toda la noche.
Como todos los días, me levanto y voy a la cocina a poner la cafetera. Vuelvo al dormitorio para buscar una equipación que ponerme, algo “discreto”, como podreis ver en las fotos, jejeje
De pronto, ¡coño! la cafetera se me ha olvidado. EstÁ achicharrá y el café sabe a quemado, pero aún así me lo tomo, no quiero perder tiempo.
Bajo a la cochera, la miro, me da confianza, le he sacado los higadillos, le he desmontado hasta la última arandela, hasta la última pieza de su bonito cuerpo. No puede fallarme ahora. El cta.km. marca 56 km, los que le he hecho por los alrededores del pueblo para probarla, ufffff. En realidad, ésta va a ser su verdadera vuelta a la vida.
Mi mujer me va a acompañar con el coche, pero opto por no llevar el carro, tiene que ir andando que bastante tiempo ha estado parada, quizás más de 20 años……..........., Además aparcar el coche con el carro en la zona de la Mezquita es complicado y no va a hacer falta, seguro………..
Casi a la hora prevista, 9,15 h., arranco, voy a dar de lado la autovía y tomo la carretera de Bujalance. La moto no va mal pero no me redondea perfecta. Soy todo oidos, escucho los mil y un sonidos que emergen del motor. Al cortar gas, se oye un campaneo que no me gusta, pero mantiene su ritmo de 70-80 km/h con bastante desahogo. La temperatura ambiente es agradable a esas horas.
Paso el cruce de Cañete de las Torres y decido parar en una gasolinera. Noto que el embrague se he ha ido destensando y tengo miedo de haber dejado la tuerca de regulación floja y que se suelte y haga un destrozo. Quito el tornillo de registro y todo está bien. Es solamente el cable que al ser nuevo ha cedido un poco, regulo con el tensor y queda otra vez perfecto, no hay nada de que preocuparse.
A continuación paso el cruce de Bujalance, y pongo rumbo a El Carpio. La moto se muestra muy cómoda y para nada estoy cansado. Llego a la autovía de Andalucía y le indico a mi mujer me sigua a poca distancia para cubrirme la espalda unos dos o tres km. hasta la salida en dirección a Alcolea.
Ya estamos en Córdoba, en la mismísima Mezquita. El viaje se me ha hecho corto. De los sevillanos no hay señales de vida, así que nos vamos a desayunar mientras hacemos hora.
Terminando de desayunar suena el móvil. Los sevillanos están entrando en Córdoba, con algo de retraso, pero ya están aquí.
No conozco a ninguno salvo de las fotos que el amigo Diego “colgó” en su crónica sevillana, pero no hay problema, nos presentamos como si nos conociéramos de toda la vida.
Después de contarnos las anecdotas del viaje y de hablar por teléfono con Diego del Valle que se ha quedado tirado por culpa de una válvula de la rueda de su Yamaha, y hacernos las fotos de rigor y traspasarme el testigo, decidimos tomar un refrigerio. Cargaron las motos en el carro y se fueron dirección a Sevilla.
Mientras tanto había terminado la carrera de 250 cc. y la de MotoGP se había puesto calentita, así que decidí quedarme en el bar a verla terminar y de camino tomar unas tapas ya que era hora de comer.
Pasadas las 2 de la tarde, tocaba poner rumbo a Lopera. El calor es abrasador, la temperatura pasa de largo los 40º y el aire se hace irrespirable por momentos. El casco, negro, no se puede tocar y temo que se dañe mi querida y solitaria neurona.
Hago el viaje de regreso sin parar, recorriendo el camino a la inversa, de un tirón, sólo quiero llegar.
No hay novedad, la moto se ha portado. El jodío campaneo sigue y el ralentí no se mantiene redondo.
En casa por fin, estoy cansado del calor, que no de la moto. Me tomo un helado y me echo un rato la siesta. No me puedo dormir, una idea me ronda en la cabeza.
No puedo dejar que ésto termine así, el testigo solamente ha entrado 7 km. en mi provincia. Justo la distancia que hay desde mi pueblo al límite de la provincia de Córdoba.
A las 5,30 h. me levanto y le digo a Juliana que nos vamos a Jaén. Se me queda mirando con cara de incrédula y me dice que si estoy loco. Le cuento que tengo que hacerme unas fotos en el castillo y la catedral, el testigo tiene que pasar por allí.
Total, que más da hacer otros 130 km. más. La temperatura sigue siendo infernal, por encima de los 40º, pero confío que la vuelta se haga más agradable.
A las 6 h, enfilo la carretera de Porcuna, para retomar la N-324 dirección Torredonjimeno, Torredelcampo y Jaén. Llego a las 7 h., de un tirón, la moto ha vuelto a portarse. El aire es irrespirable.
Subo hasta el castillo de Santa Catalina y hago algunas fotos. Bajando por detrás del castillo, entro en el casco antiguo y me dirijo a la catedral, hago otro par de fotos y me voy a tomar un café y dejar que se enfríe el motor, son las 8 de la tarde y todavía no ha parado.
A las 8,30 h. pongo rumbo de vuelta. No quiero que se me haga de noche bajo ningún concepto. La luz no alumbra un carajo y sería una temeridad.
No hay novedad, en menos de una hora estoy en casa. Todavía quedan más de 30 minutos para anochecer.
El cta.km. marca 311.