por luis sanchez higueras » Lun Jul 02, 2012 3:20 pm
Yo, sinceramente, me esperaba otro día de carreras: todo el día a la "puta carrera". Pero tengo que reconocer que las únicas carreras fueron las de la pista.
Para que os hagais una idea: a pesar de la modificación de horarios, se corrió la primera manga de entrenos, almorzamos todos juntos (no como casi siempre que unos están pringaos de grasa hasta los codos modificando las motos y otros, también con grasa en las manos, pero de las tortillas) con una tranquilidad pasmosa: todos juntitos, a la vez, comentando cosillas - muy agradable-. Cuando comimos lo que nos pareció, alguien dijo: "Bueno, vamos a hacer los cambios". Todo esto sin el menos asomo de prisa ni agobio. Cambiamos lo "aparentemente" necesario y, sin correr, dió la hora de la segunda tanda. A todo esto habían salido las hojas de tiempos y la cosa pintaba bien: de las tres motos del team que corrían, dos mejoraban tiempos respecto a anteriores rodadas o carreras. Aunque hacía calor, no era asfixiante porque hacía un aire muy de agradecer. La segunda tanda también pasó sin incidentes mecánicos (ni físicos, faltaría más) y el optimismo de cara a la carrera estaba en la mente de todos pero nadie (al menos yo no lo noté) estaba especialmente nervioso.
Eso sí: imprescindible el reloj y la hoja de horarios porque la confusión en ese sentido era total. Se debió preguntar unos cuantos miles de veces a qué hora era la salida y unos cuantos miles de veces hubo que mirar la hoja. Pero siempre se miraba la equivocada porque como os digo, se modificaron los horarios.
La hora de la verdad llegaba: a ponerse los monos, botas, guantes, arrancador y calentando. Los pilotos marchan al pit y los asistentes nos subimos a la terraza, dejando el campamento vacío.
Vuelta de formación y la moto de Ignacio no va. Hasta mitad de circuito, que empieza a tirar. Parrilla y... salida. Miguel se pone primero y los demás se lo quieren comer. Todos menos Ignacio al que su moto le dice que si quiere correr que corra él, que no está por la labor. Al final de la primera vuelta tiene que retirarse y posteriormente dedujeron los ingenieros, viendo la telemetría, que el problema era.... vete tú a saber de qué.
A todo esto, la salsa de la carrera estaba en las cuatro primeras plazas. Pero uno de estos corredores, fue penalizado con un "drai tru" por adelantarse en la salida. Tanta prisa, tanta prisa: "¿pa qué?". Los tres primeros hicieron dos grupos: el primero, que por lo visto no había comido, tenía más hambre que Dios talento y quería terminar cuanto
antes y los otros dos que también corrían lo suyo. Tenían sus explicaciones y se apreció que, si bien la primera parte del circuito era para uno, la segunda parte era para Miguel. Se suceden las vueltas, al pasar por la recta la Ossa de Miguel petardea pero no pierde la compostura y aguanta el tirón. Se le escapa unos 15 metros en la primera mitad del circuito pero Miguel lo recupera en la segunda entrando en la recta de meta muy pegados lo que, por nuestra parte, hace que alberguemos esperanzas.
Llegamos a la última vuelta (llegan ellos, quiero decir): el primero muy destacado (qué mala es el hambre). Segundo y tercero haciendo la goma: en la primera mitad se estira y en la segunda se encoje. Pero se encoje tanto que en la curva de entrada a meta, Miguel entra pegado al segundo chupando rebufo como si fuera su sombra para adelantarlo un pelín antes de la bandera de cuadros. Imaginaos la escena: llegada a la italiana, robando la cartera en el último rebufo. Memorable y divertida carrera.
Pero me apostaría la paga del mes a que no será la única. Lo mejor está por llegar.
Me gustaría que os fijaseis con detenimiento en las fotos de las cubiertas de Ignacio: en la segunda, aparece un plano escandaloso. El tono es más oscuro y el dibujo ha desparecido en esa zona gracias a un frenazo importante. Lo que se dice "echar el ancla" en condiciones.